Los tratamientos de implantología con pacientes que tienen poco hueso es un tema que hemos abordado en varias ocasiones. Sin ir más lejos, hace unas semanas te hablamos de los implantes cigomáticos como una de las soluciones en estos casos.
Otra opción es llevar a cabo una regeneración ósea guiada. Este proceso permite crear hueso en aquellas zonas en las que se debe insertar un implante pero existen deficiencias óseas que lo dificultan. ¿Sabes exactamente cómo se realiza? ¿O si existen diferentes métodos para conseguir esta regeneración? Hoy te lo contamos en este post.
¿Qué es la regeneración ósea guiada (ROG)?
La regeneración ósea guiada se ha convertido en una técnica muy efectiva para poder colocar implantes en aquellos casos en los que el paciente tiene poco hueso.
Su objetivo es aumentar el volumen óseo creando “hueso” en las zonas en las que no hay. Para ello, se recurre a la combinación de diferentes membranas o mallas oclusivas en el área del defecto que se desea cubrir y a la incorporación de biomateriales para conseguir el crecimiento óseo en la zona que se quiere regenerar.
La colocación de una membrana o malla sirve de barrera en el sitio del defecto óseo para proteger y estimular el crecimiento del nuevo hueso. La membrana de barrera impide que las células no óseas invadan el área, permitiendo que las células óseas regeneren el hueso perdido.
En definitiva, la regeneración ósea guiada es una técnica revolucionaria que aplica los últimos avances de la bioingeniería para crear superficies que cubren los defectos óseos, separando el tejido gingival y evitando problemas de cicatrización. Así se consigue el efecto de regeneración deseado y se soluciona el defecto óseo al ser rellenado por estos materiales.
¿De qué materiales disponemos para realizar la técnica de regeneración ósea guiada?
Dependiendo del origen del biomaterial que se vaya a utilizar, podemos hablar de tres tipos de injertos para regeneración ósea guiada principales:
1.- Injerto autólogo
Es cuando la regeneración ósea se realiza con hueso del propio paciente. Como es obvio, esta opción presenta unas propiedades ideales en sí mismas ya que el injerto es osteogénico (formador de nuevo hueso), osteoinducción (estimula la osteogénesis) y osteoconductor (favorece los medios para osteogénesis). La parte menos buena es que implica que el paciente tenga que someterse a una intervención, ya sea de zonas intraorales o extraorales (como tibia o calota) dependiendo del tipo y la cantidad de hueso que se necesite.
2.- Aloinjerto
En este tipo de injerto, el hueso procede de otra persona por lo que estamos ante un injerto que será genéticamente diferente. En la mayoría de estos casos, el injerto proviene de donantes que pueden pertenecer a bancos de sangre y tejidos. Este tipo de injertos para la regeneración ósea ofrecen unas buenas propiedades osteoconductoras, aunque en menor grado osteoinductoras. La parte buena es que no hace falta que el paciente se someta a ningún proceso para obtenerlo.
3.- Injerto heterólogo
Este tipo de injerto de hueso procede de otra especie animal (normalmente bovina) y contiene todos los minerales de un hueso humano. La matriz ósea inorgánica presenta una estructura muy similar al hueso de una persona, de ahí que dé lugar a un nuevo tejido óseo de una densidad incluso mayor a la obtenida con el hueso autólogo o con biomateriales.
Si has perdido una pieza dental, ya sea por enfermedad o por traumatismo, ten en cuenta que la falta de hueso no es un problema para insertar un implante. En nuestra clínica maxilofacial en Barcelona empleamos diferentes técnicas y soluciones a medida para conseguir culminar con éxito estos procesos de implantología más complejos por deficiencias óseos.
